Por qué Orgullo?
La
palabra española “orgullo” proviene de otra francesa, “orgueil” que se
la suele relacionar con “altivez” o sea la capacidad de sostener algo en
lo alto. Ahora bien, qué podemos pensar en el día de hoy que se debe
sostener en alto? Algunos usan como sinónimo de orgullo, la palabra
soberbia. Significa lo mismo? Seguramente convenimos en que el vocablo
“orgullo”, se lo utiliza en contextos positivos como negativos es decir,
a veces es bueno “estar orgulloso” de algo y otras veces es nuestro
orgullo el que nos condena. Entonces, creo que bien cabe la pregunta del
título: Por qué orgullo? En qué beneficiaría que el colectivo LGBTQ se
envuelva en estos días, en la bandera del orgullo?
El
28 de Junio de 1969, en medio de manifestaciones contra la guerra de
Vietnam y otras motivadas por la reinvindicación de los derechos civiles
a la población afroamericana y con la presidencia del republicano
Richard Nixon, una “patota” policial irrumpió en un bar de ambiente gay
en el Greendwich Village de la ciudad de New York. La represión fue
sorpresiva y cruenta. Imposible pensar que ésta hubiera sido la primera
vez de acto semejante, pero sí fue la primera vez que los agredidos
decidieron resistir a los agresores y decir “basta”. A partir de 1985
fue declarado ese día como el del Orullo gay y miles de personas que
hasta el momento vivían temerosas de exponer su orientación sexual
tomaron al toro por las astas y se organizaron en agrupaciones que
revalorizaron los principios homo y transexuales, gracias a un conjunto
de prácticas sociales como marchas, manifestaciones, congresos,
conferencias, revistas y otras presentaciones periodísticas, que
impulsaron la unión de voluntades e intereses comunes.
En
qué momento encontramos el antes y después de tal revalorización? Como
ocurriera con Rose Parks en 1955, cuando tomara la decisión de negarse a
ceder el asiento a un blanco y moverse a la parte de atrás de un
transporte público, los gays y trans de esa noche de Junio decidieron
que dejarían de ser las víctimas de estos procesos de años de
sometimiento, vejaciones y, con suerte, indiferencias.
La
piel suele ser más difícil de ocultar que la inclinación sexual….a
veces. El sometimiento y la disciplina inculcadas durante siglos de
ostracismo sexual, de la mano de distintas y añejas instituciones como
los Reinos, más tarde los Estados y siempre atravesados por imposiciones
místicas provenientes de la/las Iglesias, terminan cuando los sujetos
que los padecen dejan de ocultarse. No es aleatoria la famosa frase
“Salir del closet”. Cuando “salimos”, “pasamos de adentro hacia afuera”,
que es lo que significa “salir” y es así como “nos pueden ver”, es así
cuando “nos hacemos visibles” en la forma más transparente de nuestro
quehacer. “Lo que no está, lo que no se ve, no existe”, es lo que se
afirma habitualmente en una sociedad moderna y positivista. Nunca
olvidaremos aquellas palabras del dictador:”Lo que no está, es un ente,
no existe, está desaparecido” y podríamos agregar que, si no existe, no
genera problemas, podemos dedicarnos a otra cosa, podemos mirar para
otro lado porque de éste, no hay nada.
Pero
esos individuos, decidieron flamear su orgullo, el orgullo de sentirse
gays, lesbianas, trans, queers o lo que sea, porque ese orgullo es el
que les indica su pertenencia. “Ya no estoy solo, hay otro semejante a
mí, que atraviesa situaciones parecidas y que siente parecido a mí.”
“Entonces, si no soy yo solo por qué no “salir” de donde estamos y
dejarnos ver, para que sepan que existimos y que, por lo tanto somos y
estamos” “Somos esto, esto que se ve y estamos aquí, con la intención de
estar en todas partes o en las partes que se nos dé la gana” “Porque el
que niega mi identidad me la está ocultando, el que niega mi
existencia, me la está robando.”
Ahora
bien, cuál es el desafío? , qué es lo próximo que se presenta a
realizar?, cuáles son los siguientes pasos?, aquellos que sean la base o
fundamento de una estructura social sólida y comprometida. ¿Tendríamos
que promover y sostener luchas desde distintos ángulos en pos de reglas
legales que avalen jurídicamente lo que se declama todos los días por
algunas instituciones? ¿Deberíamos realizar un seguimiento de dichas
leyes con el fin de asegurarnos su correcto funcionamiento? ¿Nuestras
miradas tendrían que estar puestas en el “hacer” de estas
reglamentaciones más que en lo que “dicen” solamente? Ciertamente sí,
porque las leyes generan un marco jurídico imprescindible desde donde
poder demandar, desde donde realizar los seguimientos concretos en la
práctica de todos los días, sólo que a mi entender, esto no basta si no
se da en un contexto diferente. Hace muy poquito tiempo, vi por
televisión una charla a cargo de un músico, director de orquesta,
director coral, etc que explicaba que en una obra musical no sólo basta
tener una buena idea (que serían las notas principales), sin que se den
en un armonioso contexto, simplemente porque esas buenas ideas no se
sostienen.
Y recientemente, leía un artículo del sociólogo polaco Zygmunt Bauman donde textualmente decía: “Un
grupo formado por miembros que exhiben los atributos de la solidaridad
se caracteriza por la permanencia y por la resistencia a las
adversidades que generan los extendidos vicios humanos de los celos, la
desconfianza mutua, la sospecha, los conflictos de intereses y la
rivalidad. La actitud de solidaridad consigue evitar que surja oposición
entre los intereses privados y el bien común. La solidaridad transforma
una acumulación poco rigurosa de individuos en una comunidad;
complementa su coexistencia física con una moral, elevando así su
interdependencia al rango de una comunidad de destino y de fortuna... “
"Por qué orgullo?" Exposición de Cecilia Mangione en el Primer encuentro del Día del Orgullo, Bariloche |
El
pizarron nos está mostrando una imagen por demás de didáctica donde
vemos las distintas formas en que se pueden organizar las sociedades y
cómo desde, una sociedad en donde todos los individuos “aceptados”
tienen características comunes y cualquier otro sujeto es excluido,
hasta el último donde todas las personas conviven por el bien común.
En
el primer caso, probablemente gracias a un orgullo malsano, los
miembros de un colectivo se encaraman en la soberbia de pensar que son
los únicos que deben pertenecer a él y que el resto debe quedar afuera,
sin importarles dónde quedan ni lo que hagan. En una sociedad
separatista, aquellos “otros” se nuclean fuera del grupo formado por
“nosotros”. En la teoría multicultural, a los “otros” se les ofrece el
vivir en lugares semejantes a guetos, son los famosos barrios gays de
grandes ciudades, donde se los alberga por fuera del interés común. Pero
en la inclusión, todos perteneceríamos al mismo conjunto, aun siendo
diferentes dentro de la igualdad humana.
Si lográramos que, mediante la solidaridad, pudiéramos transformar una
sociedad escindida y agrupada en subconjuntos de personas que tienen
algún interés común, en otra que respete el principio de responsabilidad
mutua y el interés común de todos
los miembros de esa sociedad es mi parecer que, comenzaríamos en
principio a vernos de forma diferente, nos reconoceríamos entre nosotros
como individuos que, con total libertad de acción, nos comprometeríamos
en el interés del “otro” como el mío propio, decisiones que sostendrían
una estructura social fuerte , sabia y “orgullosa” de los principios
de todos.
Es totalmente imposible?, es una perfecta utopía?, no lo sé, pero
seguramente es un desafío que no quisiera perdérmelo por nada del mundo.
Muchas gracias.